Pulso IA #33 | ¿Dejarías que OpenAI te diagnosticara?
La publicación semanal de Amplify: claridad, estrategia y comunidad para ampliar tu ventaja con inteligencia artificial.
Buenos días,
¿Cuántas veces consultas a ChatGPT sobre tu salud? OpenAI ha doblado la apuesta por convertirlo en tu (casi) médico de cabecera. Además, ha sacado nueva versión de GPT5.
Otra pregunta ¿te seguirían gustando los Beatles o los Rolling Stones (o tu grupo favorito) si su música fuera generada por IA? A muchas personas parece no importarle.
🗞️ En este número, mucho más:
GPT-5.1 llega con dos nuevas versiones centradas en seguridad y naturalidad.
ElevenLabs lanza Scribe v2 y un marketplace ético de voces icónicas.
Fei-Fei Li busca dar a la IA sentido del espacio con su startup World Labs.
Un hit musical generado por IA
OpenAI planea su salto más ambicioso: un asistente médico con hardware propio.
Y una pregunta incómoda: ¿cuánto del alma humana puede licenciarse?
Latidos de la semana
GPT-5.1 ya está aquí
OpenAI lanzó GPT-5.1, disponible de momento solo en ChatGPT, con acceso API previsto para las próximas semanas.
Incluye dos nuevos modelos: GPT-5.1-Thinking y GPT-5.1-Instant, este último más rápido y económico, pero con capacidad de razonamiento básico cuando se necesita.
El foco no está en la inteligencia bruta, sino en las “vibraciones” y la seguridad: conversaciones más fluidas, menos alucinaciones y más control.
ChatGPT también estrena personalidades predeterminadas, una evolución que apunta hacia experiencias más contextuales, casi afectivas.
ElevenLabs lanza Scribe v2
La compañía presentó Scribe v2, un modelo de voz y transcripción que supera a Gemini 2.5 Flash en precisión y velocidad.
Junto con él, llega el Iconic Voice Marketplace, una plataforma donde las voces de figuras como Michael Caine, Maya Angelou o Matthew McConaughey pueden licenciarse con consentimiento legal.
Es un paso clave hacia un modelo ético de IA creativa: la voz como propiedad intelectual trazable.
En una industria que tiende a borrar la autoría, ElevenLabs propone lo contrario: convertir la autenticidad en infraestructura.
La IA llega al número uno en Billboard
Un tema country titulado “Walk My Walk”, del artista sintético Breaking Rust, acaba de alcanzar el número uno en la lista Billboard Country Digital Song Sales.
El artista, completamente generado con IA, supera los 2 millones de oyentes mensuales en Spotify.
Otro caso, Xania Monet, creada con el modelo musical Suno, ya ha entrado en varias listas globales.
La música por IA no es ya un experimento: es industria.
Fei-Fei Li y la nueva frontera de la IA: el espacio físico
La “madrina de la visión artificial”, Fei-Fei Li, vuelve a escena con World Labs, su nueva empresa dedicada a desarrollar world models: sistemas capaces de comprender geometría, física y relaciones espaciales.
Según Li, la IA domina el lenguaje, pero sigue “ciega ante el mundo real”.
Su modelo Marble permite crear entornos 3D navegables a partir de texto —desde sets de cine hasta simulaciones científicas— y podría abrir una nueva era de inteligencia espacial aplicada: robots que se orientan, tutores 3D, descubrimiento molecular.
Para Li, el futuro de la IA no es textual, es físico.
OpenAI prepara su salto a la salud
Fuentes cercanas a la compañía confirman que OpenAI está desarrollando un asistente médico inteligente, capaz de ofrecer orientación sanitaria personalizada.
Entre las nuevas contrataciones se encuentran Nate Gross (cofundador de Doximity) y Ashley Alexander (ex-Instagram), y los rumores apuntan a una colaboración con Jony Ive, el legendario diseñador de Apple, para un dispositivo con voz, sensores y un diseño minimalista.
Si el movimiento se confirma, marcaría el inicio de un cambio histórico: la IA entrando no solo en nuestras pantallas, sino en nuestros cuerpos.
En profundidad
OpenAI está construyendo tu próximo médico
Lo que comenzó como un chatbot de productividad podría convertirse en el sistema de salud más ubicuo del planeta.
OpenAI está fichando a los mejores perfiles del sector médico-tecnológico y explorando la posibilidad de un dispositivo propio diseñado por Jony Ive, mezclando voz, sensores biométricos y análisis contextual.
El objetivo es crear un asistente médico personal, siempre activo, que combine diagnóstico temprano, gestión emocional y recomendaciones preventivas.
El movimiento no es nuevo: Google, Amazon o Microsoft ya fracasaron en sus intentos de conquistar la salud digital.
Pero OpenAI llega en un momento distinto: con confianza pública, acceso a datos conversacionales y poder narrativo.
La diferencia es que esta vez, el paciente ya está acostumbrado a hablar con la máquina.
Las implicaciones son enormes.
Si una IA puede interpretar signos vitales y emociones en tiempo real, la línea entre herramienta médica y terapeuta digital se difumina. Y si el modelo aprende de millones de interacciones, la personalización se vuelve un espejo perfecto (o una vigilancia perfecta).
El dilema, más que tecnológico, es moral: ¿qué precio estaremos dispuestos a pagar por un asistente que nos entiende mejor que nosotros mismos?
Herramienta de la semana
Scribe v2
ElevenLabs acaba de lanzar Scribe v2, su modelo de voz y transcripción más avanzado, con mejoras sustanciales en precisión, latencia y soporte multilingüe.
Lo relevante no es solo el rendimiento, sino el contexto: junto a este lanzamiento, la empresa ha presentado el Iconic Voice Marketplace, donde las voces de figuras históricas y contemporáneas pueden licenciarse con consentimiento y trazabilidad.
En un ecosistema saturado de imitaciones, ElevenLabs propone una nueva forma de confianza: autenticidad certificada.
El movimiento anticipa un giro que todos los negocios creativos deberán afrontar: la propiedad intelectual ya no se defiende, se diseña.
Y en ese terreno, quien gestione bien sus activos simbólicos —voz, tono, estilo— tendrá la ventaja más difícil de copiar: la legitimidad.
Pregunta de la semana
¿Cuánto del alma humana puede licenciarse?
Maya Angelou, Michael Caine, Alan Turing. Sus voces —o mejor dicho, sus presencias digitales— ya están disponibles para uso comercial.
Cualquiera puede integrarlas en un anuncio, una serie o una app, siempre que pague por el derecho. El sistema es legal, transparente y ético. Y sin embargo, algo se siente raro dentro cuando lo pensamos con calma.
Por un lado, es progreso: reconocimiento póstumo, preservación de legado.
Por otro, una nueva economía de la identidad. Durante años competimos por productos, servicios o atención; ahora competimos por símbolos.
El carisma, la voz, el estilo —todo se convierte en dato, y todo dato puede monetizarse.
El reto como emprendedores no es tan técnico, sino más bien ontológico: ¿cómo construir marcas humanas en un mercado donde la humanidad puede reproducirse por suscripción?
La autenticidad es más importante que nunca. Y no se trata de imitarla. Sino de construirla desde la intención y desde los activos de confianza que nuestro negocio requiere en esta era.
— El equipo de Amplify
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