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Punto de Inflexión #6 | IA y declive cognitivo

¿Estamos acelerando nuestra propia demencia? ¿Y qué significa para nuestros negocios?

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Roger
sep 03, 2025
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La frase que viene a continuación no es sensacionalismo:

La inteligencia artificial está pudriendo nuestros cerebros.

No es sensacionalismo porque, por primera vez, un estudio del MIT aporta evidencias de que el uso excesivo y descuidado de ChatGPT reduce la conectividad cerebral.

Menores conexiones cerebrales —advierten los psiquiatras y neurocientíficos—, mayores probabilidades de demencia en la edad adulta.

¿Significa esto que cada vez que usas ChatGPT estás dañando tu cerebro?

No. Afortunadamente, no todo es blanco o negro. Pero sí es una cuestión de prioridad absoluta aprender a utilizar la inteligencia artificial de un modo adecuado.

Antes de seguir, una breve historia (real) ilustrativa:

Primeros días de septiembre.

Una sala de profesores de escuela después de las vacaciones de verano.

Tienen que discutir los temas de las asignaturas para el curso entrante.

Cuando llega su turno, mi mujer expone las ideas que ha considerado serían interesantes para los alumnos.

Los profesores más jóvenes, recién graduados, todos en su veintena, elogian sus ideas y se maravillan en voz alta de que ChatGPT no se las hubiera sugerido.

Mi mujer, que se incorporaba de nuevo al trabajo después de un descanso de dos años, quedó horrorizada de la dejadez y la falta de creatividad de los profesores más jóvenes.

Ahora, sigamos con el estudio.

¿Qué dice exactamente el estudio?

Los resultados del estudio están asustando a muchos expertos. Y creo que cualquiera que haya pasado horas interactuando y trabajando con IA verá que no son ningún disparate.

El estudio asignó a 54 personas la redacción de ensayos en entornos educativos.

Tres grupos:

  • unos escribían con ChatGPT

  • otros escribían con buscadores (como Google)

  • otros escribían sin herramientas, solo su cerebro

Para evaluar los resultados, se hicieron electroencefalogramas (EEG) a los participantes, se analizó la calidad de los textos y se midió la memoria y sensación de autoría reportadas por los participantes.

Los resultados:

  1. La conectividad cerebral disminuyó a medida que aumentaba la ayuda externa: el grupo con ChatGPT mostró la conectividad más débil.

  2. El grupo con ChatGPT reportó menor sensación de autoría y peor recuerdo de lo escrito, además de más homogeneidad estilística.

  3. A lo largo de los 4 meses de estudio, el grupo con ChatGPT rindió peor en el eje neuronal, lingüístico y de comportamiento.

Esto ha llevado a interpretar el estudio como señal de que el abuso de ChatGPT conduce a menor activación cerebral y peor memoria y creatividad.

Los expertos describen esta combinación de menor implicación neuronal, textos más homogéneos y peor recuerdo/autoría como deuda cognitiva: la comodidad inmediata que se paga después con menor activación y aprendizaje.

Por otro lado, los participantes que escribieron sus ensayos usando su propio cerebro, o como mucho con ayuda de buscadores web, tienen un mayor recuerdo de lo que escribieron y sienten que hay en sus ensayos mucho más de su pensamiento y responsabilidad.

Dicho de otra forma: quienes no usaron ChatGPT, tuvieron una mayor experiencia de aprendizaje. Y aquí hay que resaltar la palabra clave: experiencia.

El tipo de conocimiento superficial que se adquiere con el uso acrítico de ChatGPT no deja huella en nosotros porque no formamos parte de la experiencia que conduce a aprender la información. Como resultado, se produce lo que en otro artículo denominé inflación cognitiva: la falsa seguridad, propiciada por la IA, de creer que sabemos más de lo que realmente sabemos.

Lo que no advertí en el otro artículo es que este uso acrítico de los LLMs es un disparo a la línea de flotación de nuestra propia salud cognitiva. O al menos no lo hice con la contundencia con que sugiere el estudio del MIT. Pero las evidencias están ahí: cuando delegamos esfuerzos de pensamiento a una IA, se reducen las conexiones neuronales, dejamos de aprender por nosotros mismos, y matamos antes de tiempo la neuroplasticidad de nuestro cerebro, que tiende de por sí a disminuir con el paso de los años.

Como consecuencia, proceso de demencia acelerada.

Una precaución: el estudio del MIT no diagnostica demencia; mide implicación neuronal, recuerdo y autoría. Su hallazgo central: el uso acrítico de LLM reduce la conectividad y la sensación de autoría frente a escribir sin herramientas.

Por qué esto te afecta a ti y a tu negocio

Tal vez te pase como a mí y la primera reacción a los resultados del estudio sea volverte escéptico o temeroso de la IA. Pero, aunque comprensible, no creo que sea la reacción más sensata.

Mi objetivo no es demonizar la IA, y tampoco me gustaría que lo hicieras tú, pero sí quiero profundizar en el mejor uso que podemos darle para no pagar esa deuda cognitiva que sugiere el estudio.

Además, quiero enlazar la reflexión con un objetivo práctico: proteger la autoría, el aprendizaje y la originalidad en el ámbito profesional.

El coste de no hacerlo se paga caro, pues estamos hablando de una dicotomía seria: ahorro de esfuerzo hoy vs atrofia del pensamiento propio mañana.

Con consecuencias pesadas en tu negocio:

  • Si tienes copy y propuestas más homogéneas → peor diferenciación

  • Si en tu negocio hay peor memoria de lo producido → equipos que no pueden defender ni iterar sus ideas

  • Si tu aprendizaje es superficial → peores decisiones en entornos inciertos

Toda la literatura científica sobre funcionamiento cognitivo sugiere que mantener el cerebro activamente a lo largo de la vida reduce el riesgo de deterioro.

Por lo tanto, la máxima es muy sencilla: conviene diseñar el trabajo con IA para maximizar la implicación mental, no para suprimirla.

La pregunta es: ¿cómo?


De la alarma al método: usa IA sin atrofiar tu pensamiento

Si lo que te preocupa es cómo trabajar con IA sin pagar “deuda cognitiva”, aquí empieza la parte práctica.

Pasamos de la advertencia a un sistema aplicable que te ayuda a proteger tu autoría, mantener la implicación mental y mejorar decisiones sin renunciar a la velocidad.

Dentro encontrarás, paso a paso:

  • Framework 10/80/10™: qué haces tú, qué hace la IA y cómo cerrar con criterio propio.

  • Sistema de 4 pasos para crear y decidir sin atrofia, sacando el máximo resultado de la combinación entre tu cerebro y la IA.

  • Listas de prompts clave para testear la solidez de tus ideas.

  • Matriz antideclive para elegir el rol correcto de la IA según incertidumbre y criticidad, con la regla de oro para mover el trabajo entre cuadrantes.

¿Qué cambia cuando aplicas esto?

  • De “la IA escribe por mí” a “la IA tensa mi pensamiento y pulsa donde aporta más”.

  • De textos intercambiables a autoría defendible.

  • De intuición nebulosa a decisiones con umbrales claros.

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